Perdónate, por favor...




No sé qué has hecho, ni necesito saberlo. Solo sé que, sea lo que sea, lo hiciste lo mejor que supiste.

Quizás ahora sientas que pudiste hacerlo mucho mejor y que no lo hiciste porque te comportaste de manera egoísta, impulsiva o poco reflexiva, o todo lo contrario, pensaste de más, esperaste demasiado, no te tuviste en consideración...puede ser, pero no vale analizar el ayer con la mirada de hoy.

Tu visión actual posee todo el aprendizaje de lo que has vivido, sin esos errores que has cometido, tu mirada sería diferente. Eres lo que eres hoy, gracias a lo que hiciste ayer, mal y bien.

No podemos juzgarnos, desde como somos hoy, como éramos ayer. No podemos ni debemos.

¿Por qué quieres castigarte? ¿Para qué quieres machacarte?

La culpa no sirve para nada. La toma de responsabilidad, sí. Siéntete mal por lo que has hecho o has dejado de hacer, arrepiéntete incluso, llóralo a muerte. Vívelo tan intensamente como para que quieras aprender para no volverlo a hacer. Pero después, límpiate las lagrimas, levántate, recto, erguido y mira al frente. Recoge tus aprendizajes, guárdalos en tu mente y en tu corazón y sigue adelante.

Sentirte culpable y castigarte no te hace mejor persona y, por supuesto, no subsana el error ni el daño causado. Siento decirlo, pero así es. Creo que te hace peor, porque estás tratando mal a un ser humano, que eres tú y que también cuenta, y mucho. Aprender y hacerlo mejor, y volver a aprender y hacerlo un poco mejor de nuevo la próxima vez...es lo único que te convertirá en una mejor versión, y mientras el sentimiento de culpa esté en ti, te impedirá avanzar, como una mochila pesada llena de piedras que llevas atrás y el mundo se perderá todas las cosas maravillosas que tú le puedes dar.

No eres más que nadie, pero tampoco menos. Perdonar y olvidar es fundamental para seguir adelante, y no solo a los demás, sino, y sobre todo, a ti. No puedes tenerte rencor, carcome y te impedirá ser feliz, y las personas damos lo que tenemos, ni más ni menos.

Si tienes dolor, rabia y amargura será lo que mostrarás, lo que el mundo de ti percibirá. Si tienes alegría, comprensión y amor será lo que darás y así harás de este mundo un lugar mejor.

Perdónate, por favor. El mundo ya tiene suficientes personas rotas, atormentadas y rasgadas, no necesita una más.

Acéptate, acepta tu realidad, tu vida, tus circunstancias, tu pasado, las consecuencias de tus decisiones, tus aciertos y tus errores, extrae el aprendizaje y mira hacia delante. El mundo necesita personas comprensivas, compasivas, que perdonan y olvidan, que olvidan el error, no la lección.

Sí, perdonar conlleva olvidar. Si no olvidas es que no has perdonado. Para perdonar hay que olvidar, es la única manera de empezar de nuevo, no sé si del todo, desde luego si una dosis importante de olvido. Tanto como para sólo poder recordar cuando tú lo decidas, en el momento que sea necesario, sano y voluntario. Y cuando perdonas de corazón, rebajas tanto la importancia de lo que ocurrió que disminuye considerablemente el espacio que ocupa en tu cabeza y en tu corazón.

Para perdonarte de verdad, te tienes que comprender, porque cuando lo haces sientes que quizás no había nada que perdonar sino mucho que comprender. Entonces, el perdón surge como por arte de magia y deja de ser un acto de voluntad para convertirse en un acto espontáneo, una consecuencia de empatizar contigo, de ser compasivo.

Comprenderte no es justificarte pero tampoco es machacarte, ni es entenderte, más lógico y racional, porque el comportamiento humano, a menudo es inexplicable, contradictorio, producto de nuestras pasiones, anhelos, miedos y deseos.

Comprender es ver con el alma, como dice el principito, lo esencial es invisible a los ojos, sólo se puede ver bien con el corazón. Y así es. Es verte en profundidad y con muchísimo amor. Es ver tu fuerza y tu fragilidad, tu dulzura y tu genio, tu generosidad y tu egoísmo...es saber que eres todo eso y mucho más, pero no todo a la vez y que hay veces que la vida se nos cae y no sabemos qué hacer o cómo hacerlo...y actuamos mal, o no muy bien, y tenemos que aprender a aceptar, con humildad, que esto forma parte de aprender a VIVIR.

Haremos daño y nos harán daño, y nos haremos daño. No podemos pasar por la vida sin sentir todo esto, forma parte del camino, aprendamos para minimizarlo, pero no es posible vivir sin sentir dolor. Aprovechemos el dolor para ser mejores.

El dolor, si lo dejamos pasar, nos abre en canal, nos humaniza, nos quita las capas de frialdad, rigidez e incomprensión para que salga lo más maravilloso del ser humano que es lo que llevamos en el corazón, la empatía, la alegría, la fe, la compasión, el perdón, la humildad...el AMOR, y no solo hacia los demás, también con nosotros, somos uno más. Somos tan humanos como cualquiera, y por tanto, estamos llenos de defectos y de maravillosas virtudes también.

Si lo bloqueamos, nos puede convertir en cínicos, resentidos y desconfiados. Solo tú puedes elegir que camino seguir, depende absolutamente de ti.

Estoy convencida que casi todo lo que nos sucede es por una razón, para que aprendamos una maravillosa lección, y hasta que no la asimilemos, la vida nos regalará experiencias similares una y otra vez, una y otra vez...La vida es muy sabia y solo pasas al siguiente nivel cuando haces por aprender.

Yo ya me he perdonado, aunque me ha costado.

Y ¿Tú? ¿Te vienes conmigo al país del perdón y del AMOR sin rencor?

Ven, me encantará...

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